En el delta del río Llobregat, junto al aeropuerto de Barcelona, se extiende una franja costera de playas de arena fina y aguas someras, hasta hace poco desapercibidas para los barceloneses y turistas que acudían a la ciudad.
Gracias a un fantástico plan de recuperación y conservación del delta, recalificado como parque natural, se ha podido reciclar un entorno natural privilegiado. Reserva de aves migratorias y especies acuáticas autóctonas, el parque dispone de caminos por donde se puede pasear o circular en bicicleta, pudiéndose hacer excursiones y visitar las zonas de oteo para ver patos, chochas o gruyas en su ambiente natural.
Ahora en verano, las playas son una solución a las congestionadas zonas de baño de la ciudad y en un entorno más natural. Especial interés sin los chiringuitos, donde podemos disfrutar de una fresca cerveza, de unas contundentes patatas bravas y de una estelar paella.
Un valor añadido de estos bares de playa, es que también la oferta nocturna que ofrecen: cenas y copas al lado del mar.
Otro incentivo de la zona es la visión de los aviones que aterrizan en el aeropuerto, donde se han habilitado unas zonas con tumbonas de piedra para tumbarse y tener la experiencia de ver pasar un Airbus a pocos metros de altura por encima de nuestras cabezas.
En definitiva, un lugar con variedad de opciones para pasar un buen rato: gastronomía, naturaleza y nuevas experiencias.