Posiblemente la mejor época del año para visitar Barcelona sea la primavera. Atrás quedó el atemperado invierno y más adelante llegará el sofocante verano, con lo cual el visitante pude recorrer la ciudad con una más que agradable temperatura.
Pocas ciudades hay en el mundo en la que sólo bajar del crucero te encuentres en el boulevard de árboles y terrazas que son Las Ramblas, los puestos de flores y el Mercat de la Boquería.
Pasear por el Born, el Barri de la Ribera y Santa Maria del Mar. Entre estrechas calles llenas de contraluces, donde en algunos rincones no toca nunca el sol. Edificios separados de escasos tres metros, manteniéndose prácticamente igual que en la Edad Media.
La Barceloneta y su balcón al mar, con su playa, donde encontramos una variada oferta gastronómica y lugares para reponer vitamina k tumbados al sol. O subir a la montaña de Montjuich donde tendremos una vista privilegiada de la ciudad.
Bajar al Barri de St. Antoni, donde encontrará una infinidad de bares y terrazas con una amplia oferta. Es un buen lugar para sentarse, dejar pasar el tiempo y tomarte una cerveza. Ubicación ideal para tomar el vermut los domingos al mediodía, una especie de brunch a la catalana.
De la plaza Catalunya podemos enfilar el Passeig de Grácia, con la casa Batlló y la Pedrera como referentes del Modernisme y de Gaudí. De paso, ojear o comprar en las tiendas de lujo. Esto depende ya del bolsillo de cada uno.
En definitiva, Barcelona es una joya en primavera para disfrutar de todos los sentidos.